El tratamiento inmediato como medida de primeros auxilios para las quemaduras leves consiste en hacer correr agua a temperatura ambiente sobre el área afectada, para tratar de normalizar la temperatura de los tejidos quemados y eliminar contaminantes. Es preferible que el agua bañe la parte afectada en lugar de hacer inmersión, siempre cuidando no utilizar agua fría debido a la posibilidad de generar una reacción térmica que separará los estratos superiores de la piel, dificultando su curación.
Las quemaduras también se clasifican sobre la base de su extensión:
Menores: cuando la superficie quemada no rebasa del 10 % de la superficie total del cuerpo.
Moderadas: cuando la superficie quemada está entre un 10 y un 20 % de la superficie total del cuerpo.
Graves: cuando la superficie quemada rebasa el 20 %.
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